Historia sobre mí

Me llamo Marcos Pastor Galán, nací el 26 de mayo de 1990, una época en la que la política y la sociedad ya estaban bien avanzadas. Las nuevas tecnologías se fueron implantando poco a poco y sí, para los más jóvenes lectores, yo vi cómo se comercializaban y se empezaban a usar los CDs, DVDs, teléfonos móviles, internet… Sin hablar de todo lo que está obsoleto. El top manta era la gran rebelión y no existía la canción salchipapa.

Con 9 años inicié el conservatorio y elegí percusión (tuve un 10 en la prueba de entrada quedé el 7º para elegir por el orden de edad). Sin embargo 5 años después, la incompatibilidad para competir en ciclismo y estudiar música me hizo abandonarlo, me gustaba más dar pedales.

Fui buscando acomodo en agrupaciones musicales donde tocaba la batería, además impartía clases para principiantes en mi casa. No obstante, esto tampoco esta es la historia de un triunfo musical ya que abandoné los grupos con malas experiencias y desánimo por la música.

Al terminar bachillerato, comencé la FPII de actividades físicas y animación deportiva (TAFAD) con la intención de opositar a bombero, pero mis ojos no cumplían los requisitos mínimos que en aquel entonces eran más restrictivos que ahora. Parejo a la FP, inicié otra formación relacionada con la música, producción musical.

Cuando terminé TAFAD empecé el Grado en Enfermería en la Escuela Universitaria de Enfermería de Valladolid. No obstante, lo acabaría en la Escuela de Ávila, perteneciente a la Universidad de Salamanca. En ese tiempo comencé a trabajar como técnico de sonido y aproveché para terminar mi formación en ese ámbito, estudiando para trabajar con sonido en directo.

Finalizada la universidad continué mi formación con: Urgencias y emergencias, Pediatría y neonatología, Urgencias pediátricas y Gestión de servicios sanitarios.

Tras varios años compaginando el sonido con la música, la vida cambia y llegó la pandemia por COVID-19. Los escenarios quedaron de lado poco a poco y la nueva normalidad nunca fue lo mismo. Con ello, en febrero de 2021 inicié un nuevo empleo como coordinador de emergencias en Cruz Roja, un lugar donde si dejas el trabajo, le sienta mal a tu jefe. Se ve que consideraban que era todo un sueldazo los 700€ brutos que cobraba al mes por media jornada con disponibilidad horaria 24/365.

Así que, entre tanto batiburrillo, empleos en hospitales y otros lugares, en 2022 aterricé en emergencias. Efectivamente, no todo es como parece y te das cuenta de que ahí, en ese sitio que tenías en tu mente como idea, pues sí, ahí también hay jetas, trepas, vagos, etc. En un sitio privilegiado donde deberías estudiar, entrenar, capacitarte... Pues te encuentras que hay los mismos bobos que en cualquier trabajo.

Entre tanto jaleo, decidí escribir 2 libros que enlazo, porque es la única salida cuando ves que a tu alrededor no existen más que incompetentes cobrando del erario:

¿Que si quiero seguir en conciertos? Por supuesto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario